jueves, 31 de octubre de 2019

¿Psiquiatra o Psicólogo?

¿Cómo elegir entre psicólogo o psiquiatra?



La diferencia radica en las herramientas que emplean  para el tratamiento.
El principal recurso en la psiquiatra es el psicofármaco, por medio del cual se pretende cambiar la química cerebral, para así aliviar los síntomas.
        La principal herramienta del psicólogo son los recursos personales de los que dispone el propio paciente que acude a consulta. La psicoterapia busca el mismo objetivo que el psiquiatra empleando, en lugar de medicamentos, los propios recursos del consultante para lograr cambios en su forma de pensar y comportarse.
        Aunque usan recursos diferentes, ambas ciencias de la salud mental no son opuestas sino complementarias, muchos tratamientos en los que convergen la labor psiquiátrica con los psicofármacos y el psicólogo con su abordaje psicoterapéutico son más exitosos para un amplio abanico de trastornos. 
         Actualmente no existe rivalidad entre ambos profesionales de la salud mental, suelen colaborar en abordajes multidisciplinarios para el bienestar de las personas que acuden a consultarles

         Mientras el psiquiatra va “de adentro hacia afuera” (del cerebro hacia la conducta), el psicólogo va “de afuera hacia adentro” (desde la conducta hacia el cerebro). Se trata de caminos de diferentes direcciones hacia el mismo para llegar al mismo punto.
        El cerebro, gracias a sus plasticidad, cambia a lo largo de toda nuestra vid. Se modifica cuando aprendemos, cambia cuando aprendemos a tocar el violín, cuando aprendemos un idioma nuevo. También cambia cuando se activan intensamente los centros emocionales. 
       El tratamiento psiquiátrico alivia síntomas y con la psicoterapia creas modificaciones en tus procesos mentales, estados afectivos, hábitos; aprendes herramientas nuevas para relacionarte contigo y con el entorno, produciendo de esta forma cambios estructurales profundos en la existencia de la persona

      No hay pastilla que nos ayude a reconciliarnos con un hermano con el que estamos enemistados, o que nos ayuden a elegir una carrera para estudiar. O cualquier otro problema inherente a la vida misma que debamos resolver.
      La psicoterapia nos ayuda a pensar qué queremos para nosotros y a instrumentar los pasos necesarios para conseguirlo. 
      Concluyendo con una metáfora. Si deseas aprender a tocar el piano, necesitarás: un piano y un profesor de piano. Pues bien, el fármaco recetado por el psiquiatra es el piano y el psicólogo es el profesor que te enseñará a tocarlo.
Fuente: Sergio Lotauro

jueves, 24 de octubre de 2019

Cómo sufren los hijos las peleas de los padres


 Cómo sufren los hijos las peleas de los padres



Un estrés continuo en un niño puede desencadenar problemas en su desarrollo y rendimiento cognitivo. Lo que les supondría una disminución en capacidades como la atención, la concentración y la resolución de conflictos. En los hogares conflictivos, los niños tienen un mayor riesgo de desarrollar este tipo de problemas.
Las discusiones entre las parejas son algo habitual, ya que siempre se presentan desacuerdos y diferencias de opinión que son generadores de disputas. El problema reside en cómo se abordan estos enfrentamientos, si se hace desde el respeto o se tiende a resolver con peleas de manera que una discusión se convierta en una batalla campal.
Las discusiones más conflictivas, sobre todo cuando son frecuentes, dejan una huella desfavorable en los niños que las presencian. Sin embargo, las discusiones que se hacen desde el respeto resultan ser positivas para los niños, ya que se convierten en un modelo de cómo gestionar un desacuerdo.
Los niños son seres indefensos que ante las peleas o las fuertes discusiones se sienten culpables y lastimados.

El peligro de las discusiones delante de los hijos

Los padres que tienen problemas por resolver han de saber que sus hijos perciben esta tensión entre ambos. Es necesario procurar resolver las diferencias en un lugar apropiado, a ser posible nunca delante de los hijos, ya que estos se sienten culpables y frustrados ante la imposibilidad de hacer algo.
Para evitar estas situaciones frente a los hijos es necesario calmarse y no «actuar en caliente» ante las ofensas que sintamos como tal. Lo adecuado es plantear los debates con más tensión lejos de la mirada curiosa de los niños, sobre todo cuando el desacuerdo es anticipable o previsible.
Los niños que presentan habitualmente fuertes disputas entre sus padres tienen más dificultades para enfrentarse y responder ante las situaciones difíciles.


El estrés que generan las peleas de los padres

El estrés que suponen las peleas de los padres pone en riesgo la salud de sus hijos. Existen trabajos científicos que alertan de los daños que supone para los hijos ser testigos de peleas recurrentes en su entorno familiar.
Como padres esto es algo que hay que tener en cuenta. Nuestras discusiones pueden afectarles gravemente y pueden de alguna manera condicionar su salud física y mental en la edad adulta. Este riesgo es innecesario,  sabiendo que las medidas que puede protegerles son sencillas y están basadas en el autocontrol.
Los niños recuerdan estos hechos como historias desagradables en sus vidas, y esto les perjudica a su vez en la regulación de sus propias emociones.

Protegiendo a los hijos de nuestros conflictos

Si bien es cierto que las discusiones son inevitables entre las parejas, también pueden regularse para que no resulten violentas. Cuando el conflicto se convierte en una lucha, hablamos también de una agresión para quien la presencia. Evitar este tipo de discusiones no solo es recomendable, sino que es necesario por el bien de la pareja y por el de los hijos.
Lo beneficioso y saludable en este caso es poder dar ejemplo a los hijos a través de las diferencias y conflictos que se presenten en la relación. Los niños pueden beneficiarse al tener un modelo para resolver los conflictos de una forma adecuada.

Valores como el respeto, la comprensión, la escucha y la asertividad siempre tienen la oportunidad de entrar en juego en una discusión.
Así, los conflictos y las discusiones, inevitables en cualquier relación, pueden convertirse en una oportunidad para dar ejemplo a los hijos de cómo han de solucionarse los conflictos y de cómo se puede alcanzar soluciones a través del compromiso y el respeto.

De este modo, cuando la disputa se sale de tono es conveniente pedir disculpas a los hijos y comprometerse a no volver a repetirlo, ya que como hemos dicho antes esto supone una agresión para ellos.
Los conflictos, las peleas de los padres, lo tanto no siempre son algo que haya que evitar. Lo importante en este caso es el modo en cómo se discute. Podemos transformar esta situación en una oportunidad para que nuestros hijos aprendan a gestionar los conflictos y puedan intercambiar opiniones sin llegar a la agresión y los insultos.

Aprendizaje por imitación


Uno de los primeros aprendizajes que tiene lugar en los niños es el aprendizaje por imitación. Para ellos, los padres son sus referentes, así pues, imitarán todo lo que hagan. Si observa que sus progenitores solucionan los problemas a gritos, el niño procesará esa información y en un futuro podrá utilizarla. ¿De qué modo? Solucionando los problemas a gritos porque así lo ha visto en sus padres.

Si los niños aprenden a solucionar los desencuentros a través de peleas, no sólo les traerá sufrimiento siendo niños, sino también de mayores. No tendrán herramientas para enfrentar situaciones que les supongan un problema y podrían optar por la vía de la discusión. De este modo no sólo harán sufrir a los demás sino que ellos también se verán afectados.
Como afirma el equipo de Nohemi Romo (2008), «la distorsión en el ambiente común cambia también de manera significativa la personalidad que se forma en el niño». La distorsión de la que hablan se trata de la violencia entre padres y la influencia en la personalidad del niño. El estudio de estos autores refleja que ser testigos de peleas entre padres influye en la forma de ser de cara al futuro. Y una de estas causas es por el aprendizaje por imitación.



Fuente: La mente es maravillosa escrito por Rafa Aragón

jueves, 10 de octubre de 2019

Trastorno Límite de Personalidad


El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP ) es de los trastornos menos entendidos tanto por familiares como por los propios profesionales que los tratan. De hecho, se les tilda, de personas “manipuladoras y seres deseosos de llamar la atención”.




Quienes lo padecen experimentan un enorme sufrimiento originado en la mayoría de los casos, en traumas infantiles y su temor más grande es el miedo a ser abandonados.
Una persona con TLP necesita tener la certeza de que no recibirá reproches, rechazo y nunca será abandonada.

Sus frecuentes tentativas de suicidio no son, como dicen muchos, “ganas de llamar la atención” sino la expresión de la angustia más profunda de aquel que teme tanto a la vida como a la muerte y por ello siempre se mueven en el límite, el límite del abismo entre una vida que sienten no merece ser vivida y el desaparecer para siempre porque sienten que ese es el sentido de su vida.

Este breve poema de Emily Dickinson nos puede ayudar a entenderlo:

Morir no duele mucho:
nos duele más la vida.
Pero el morir es cosa diferente,
tras la puerta escondida:
la costumbre del sur, cuando los pájaros
antes que el hielo venga,
van a un clima mejor. Nosotros somos
pájaros que se quedan:
los temblorosos junto al umbral campesino,
que la migaja buscan,
brindada avaramente, hasta que ya la nieve
piadosa hacia el hogar nos empuja las plumas.

 DEFINICIÓN, SINTOMATOLOGÍA Y DIAGNÓSTICO

El trastorno límite de la personalidad (TLP) es el trastorno de personalidad más frecuente.  En la práctica clínica, diagnosticar los TLP no resulta sencillo.


La característica esencial del TLP es un patrón persistente de inestabilidad en las relaciones interpersonales, el afecto y la autoimagen y un escaso control de los impulsos. Lo más frecuente es que estas características se manifiesten al inicio de la etapa adulta y estén presentes en muchos ámbitos de la vida del individuo. El trastorno límite de la personalidad causa un malestar significativo y genera desadaptación social, ocupacional y funcional general. Este trastorno está asociado a elevadas tasas de comportamientos autodestructivos, como son las tentativas de suicidio y los suicidios consumados.

El  Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (versión IV) DSM-IV, establece  los siguientes criterios diagnósticos:

1) Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y de devaluación;

2) Impulsividad, como mínimo en dos áreas, que es potencialmente nociva para el propio individuo (gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, etc.);

3) Inestabilidad afectiva a causa de una notable reactividad del estado de ánimo (episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad);

4) Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlarla (muestras frecuentes de mal genio, mal humor constante, peleas físicas recurrentes);

5) Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes o comportamiento de automutilación;

6) Alteración de la identidad; inestabilidad acusada y persistente de la autoimagen y/o del sentido de sí mismo;

7) Sentimientos crónicos de vacío o aburrimiento y

8) Esfuerzos frenéticos por evitar un abandono real o imaginario. Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.

Los individuos con TLP habitualmente funcionan social y laboralmente de forma adecuada, pero cuando su medio ambiente se desestructura o se enfrentan al estrés, se origina en ellos una ruptura transitoria del sentido de realidad.

Son pacientes con un sentido inestable del yo

Tienen conductas impulsivas, consumo de droga y alcohol,  prácticos sexuales poco convencionales, cambios afectivos, ira, pánico, soledad, falta de placer, intento de automutilación y episodios psicóticos breves.

Son personas intensas y con prolongado sufrimiento, quienes evocan y provocan fuertes reacciones en los otros.

El objetivo central en el tratamiento es reducir el intenso sufrimiento humano que los acompaña.

Muchos de ellos padecen experiencias traumáticas como antecedentes de abusos o maltrato infantil, rechazo, abandono, humillación o negligencia en su cuidado.

La conducta desordenada y desadaptativa sirve para evitar o mejorar una situación  problemática. Estos individuos buscan en la sobredosis, el sueño y la auto-mutilación el alivio de su angustia. El intento de suicidio es como la búsqueda de ayuda. Igualmente, hay una fuerte tendencia en estos sujetos para la inhibición de la emoción, lo que determina la presencia de sensaciones de vacío, aburrimiento sentido inadecuado o ausente del yo.

Las personas con TLP suelen defenderse de sus experiencias traumáticas de la infancia disociándose de ellas, manteniéndolas así, fuera de la conciencia  y la memoria, lo que a su vez produce ansiedad, volviendo  intolerables los  síntomas disociativos, los cuales se alivian con conductas autodestructivas.

La hiperactivación emocional es el factor crucial que interfiere en la organización y coordinación de las actividades y la conducta dirigida a una meta en los individuos con TLP y contribuye a su conducta impulsiva ya que la inhibición es el principal mecanismo de la regulación emocional.

Los sujetos con TLP tienen predisposición hacia la información negativa, recuerdan sobre todo la información negativa frente a la positiva, lo que contribuye a la inestabilidad emocional típica del TLP.

Otra característica es la hipervigilancia a las señales sociales  relativas al trato y al rechazo. Los individuos con TLP tienen dificultad en el reconocimiento emocional y dificultad en el reconocimiento de expresiones faciales, así como una tendencia a interpretar las expresiones ambiguas de una forma negativa.

Los estudios con neuroimagen sugieren que los pacientes con TLP muestran alteraciones tanto estructurales como funcionales en la red frontolímbica lo que se traduce en la reducida capacidad de estos pacientes para modular la intensidad y experiencia subjetiva de las emociones.

Fragmentos de una carta de una afectada por TLP donde se refleja fielmente el sufrimiento que viven quienes lo padecen:

Si pudiera definir mi vida sería todo o nada. Un día la vida es para mí una eterna fiesta, llena de risas y bromas, pero al siguiente me parece más cruel de lo que de verdad es. No acepto relaciones a medias, a la gente que quiera estar conmigo le pido estar "conmigo o en mi contra", a cambio doy exactamente lo mismo… Una canción, una novela, una frase me hacen soñar, me transportan a "otro lugar" si no quieres que me enfurezca, no me bajes de esa nube. De un instante al otro me puedo volver violenta y agresiva, cuando eso ocurre no entiendo razones. Puedo ser una grandísima mentirosa o lastimarte con mi sinceridad. No tengo piedad, ni compasión y no doy tregua a mis enemigos... aunque daría la vida por quienes amo... mientras los ame. Poseo una facilidad de ver tus puntos débiles y también los fuertes, entonces cuídate, porque lo que digas o hagas muy probablemente algún día será usado en tu contra. Si un día te digo que no te quiero volver a ver no te sientas culpable, porque no lo eres, también eso es frecuente. Algo puedo asegurarte, nadie sufre más que yo.

Fuente: Javier Tirapu, Mar Escribano, y Raquel Balmaseda

miércoles, 9 de octubre de 2019

Cómo reconocer a un psicópata


Se ha presentado la figura del psicópata como un ser malvado, alienado y maquiavélico. Pero, ¿realmente son así? ¿Se trata de personas maliciosas y ruines?


¿QUÉ ES UN PSICÓPATA?


Le caracteriza la imposibilidad de crear relaciones afectivas entre su entorno y de sentir remordimiento ante situaciones en las que se espera que deban sentirlo. Observan a los seres humanos como cosas u objetos para alcanzar sus metas.


¿PODRÍAMOS RECONOCER A ALGUIEN DE NUESTRO ENTORNO COMO PSICÓPATA?


Son personas simpáticas, con un discurso muy convincente. Tienen un comportamiento manipulable y mienten con facilidad para poder conseguir lo que quieren. No sienten remordimientos ni culpa. Además, son personas impulsivas. No reaccionan correctamente frente a situaciones que generan miedo y tampoco reconocen la sensación de miedo en otras personas.


¿CUÁNTAS PERSONAS PADECEN PSICOPATÍA?


Se estima que un 1 o un 2% en la sociedad, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud.


 ¿CUÁL ES SU ORIGEN?


La mayoría de especialistas coinciden en que la psicopatía es de origen genético. Hay falta de conexión entre la amígdala y la corteza prefrontal (poco desarrollo del área del cerebro que se encarga de controlar los impulsos y emociones).


¿QUÉ PERSONAS TIENEN MÁS PROBABILIDADES DE CONVERTIRSE EN PSICÓPATAS?


A pesar de la gran cantidad de investigación general en torno a la psicopatía, no se encuentra con un modelo explicativo que dé cuenta de todas las características conductuales y de personalidad asociadas a este fenómeno.


¿LOS TRATAMIENTOS MÁS EFECTIVOS PARA LA PSICOPATÍA?


Tratar la psicopatía es difícil, algunos profesionales creen que es un trastorno no tratable. Uno de los tratamientos que más empleados es el entrenamiento en el ámbito afectivo, donde aprendan a ponerse en la situación del otro. De este modo entenderán lo que siente, desarrollando así habilidades emocionales y de empatía. Igualmente se les entrena para establecer y mantener relaciones sociales sanas y duraderas. Las técnicas de relajación y visualización positiva les ayudan a controlar la tensión interna que les guía hacia la búsqueda de la satisfacción de sus impulsos.

Existe en la creencia popular de que el psicópata es mala persona. ¿Qué hay de cierto en ello?

Muchas de las características que son importantes para la inhibición de las conductas violentas y antisociales (empatía, capacidad de establecer vínculos profundos, arrepentimiento), se encuentran muy disminuidas o ausentes en los psicópatas.


¿ES POSIBLE CONVIVIR CON UN PSICÓPATA?


Relacionarse con un psicópata es complicado, suele ser una relación con tendencia a la destrucción. La mejor manera de relacionarnos con esa persona es detectarlo y valorar hasta dónde estamos dispuestos a llegar. Contacto cero o en los casos en los cuales es imposible, contacto mínimo.

Fuente: Muy Interesante, Sara Romero

martes, 8 de octubre de 2019

¿Cómo se “dispara” la ansiedad en el cerebro?

Nuestro cerebro se ha moldeado durante miles de años de evolución. La función primordial de la mente (que hoy usamos para tantas otras cosas) es, fue y será, garantizar nuestra supervivencia.


Durante miles de años la relación cuerpo-cerebro fue moldeándose, para adaptarse a los desafíos del ambiente. Así, complejos mecanismos corporales y mentales que nos sirvieron en tiempos antiguos para sobrevivir (garantizar comida, refugio y bienestar) nos acompañan hoy en un contexto radicalmente distinto a aquel en que las personas debían manejarse, mano a mano, con la naturaleza.
Entre estos mecanismos o “programas biológicos” moldeados durante miles de años de evolución se encuentra lo que hoy denominamos ansiedad. El avance de vivir en sociedad, alejó muchos de los “peligros naturales”, que dieron lugar a otros peligros/amenazas/miedos que se transformaron en “disparadores” de ansiedad.
Cuando un estímulo se percibe como un peligro se activa sin decidirlo ni pensarlo,  un mecanismo en el cuerpo, inundándose de adrenalina y otras hormonas, apareciendo  síntomas como palpitaciones, respiración entre cortada, mareos, hormigueos, sudoración. En este sentido, la ansiedad es adaptativa, pero cuando se activa en situaciones que no es necesario se vuelve problemática.
Ahora la ansiedad está ligada a  las preocupaciones, la orientación hacia el futuro de situaciones que se piensan en términos catastróficos o negativos.
Si bien el miedo es un sentimiento conocido por todos los seres humanos de este planeta, y el espectro de lo que nos genera temor/miedo varía de persona a persona, consideramos a la ansiedad como un problema a tratar cuando ese temor impide el desarrollo de actividades en nuestra vida cotidiana.


Los temores o miedos que pueden disparar la ansiedad son muy variados. Puede ser miedo ante lo incierto, al futuro, o incluso miedo “a lo
que siento en el cuerpo”. También existe la ansiedad social que se puede traducir en sentimientos como: “miedo a hacer el ridículo frente a otros, miedo a que me evalúen negativamente en una situación social”. Y existen miedos o fobias específicas, por ejemplo, miedo a volar, fobias a algunos animales, a las tormentas, etc.
El cerebro “aprende” asociando ciertos estímulos/situaciones con estados corporales y mentales.
Con distintos niveles de intensidad y frecuencia, podemos afirmar que todos hemos experimentado en primera persona el fenómeno corporal y mental de la ansiedad. Desde muy pequeños y durante toda la vida, el cerebro “aprende” asociando ciertos estímulos/situaciones con estados corporales y mentales.
La repetición de estímulos/situaciones que “disparan” la ansiedad forjan así patrones de conducta para hacer responder a ese tipo de situaciones. Sin embargo, estos patrones, que se moldearon con las experiencias de vida de cada uno, pueden ser modificados.

Prestar atención y utilizar la razón para conocer cuáles son los mecanismos pone en marcha nuestra mente ante una situación desafiante, amenazante o simplemente nueva nos ayudará a conocernos primero, para detectar luego nuestros patrones de conducta.
Estas formas de la mente que solemos repetir, están literalmente registradas a partir de conexiones neuronales. Y siendo el cerebro un órgano plástico, es decir, un órgano que se transforma cada vez que aprendemos, tenemos nosotros la posibilidad de moldear, poco a poco, nuevos patrones que nos ayuden e impulsen, en vez de limitarnos.
Fuente: Braintalking

viernes, 4 de octubre de 2019

¿Eres adicto a una persona o relación?





Eres mi pasión, eres mi obsesión
Eres tú mi adicción, eres tú mi sol
No lo puedo negar, no lo puedo negar
Adicción, obsesión, adicción
Pierdo, pierdo la razón
Sé que soy adicto
Adicto de tu amor

No lo puedo negar

Letra de "Adicto a tu amor"


La adicción a una persona nace de una relación obsesiva en lo  mental y emocional. La creencia  de  que solamente esa persona proporcionará  felicidad, seguridad y cuidado, empuja a los individuos a aferrarse al vínculo.



Suelen pensar y decir:

 “Sin ti no soy nada”

“Sin ti me muero”

“Eres todo para mi”


La adicción no surge del amor, sino de la  incapacidad de renunciar al otro cuando la relación ya no nutre a quienes la conforman, Los adictos al amor  no toleran la experiencia de dolor que a veces conlleva una separación, misma que  viven como un “síndrome de abstinencia”



Síntomas de una posible adicción a una persona


  1. Tienes una necesidad imperiosa de estar cerca de la persona amada o de saber que te ama la mayor parte del tiempo posible, por lo que pides o exiges estar en constante contacto.
  2. Sientes malestar, ansiedad, tristeza, frustración cuando no te brinda manifestaciones de afecto o cuando no  tienes disponible a esa persona.
  3. Sientes que no funcionas bien cuando crees que algo no anda bien. Haces cosas irracionales, tus emociones están descontroladas, sientes que vas perdiendo el rumbo de tu vida.
  4. Empleas  mucho tiempo y esfuerzo -tanto mental como físico - para mantener cerca a la persona y para recibir sus muestras de amor. Haz creado excusas o historias para mantener a tu lado al otro.
  5. Experimentas preocupación, te mantienes vigilante y tratas de controlar a la otra persona por el miedo a perder la persona. Te da pánico la posibilidad del abandono, un engaño y a la soledad.
  6. Han disminuido o desaparecido tus actividades sociales, laborales o recreativas  para estar con la persona, y exiges del otro el mismo comportamiento.
  7. A pesar del evidente deterioro en las esferas de tu vida y el malestar emocional que experimentas, te niegas a afrontar la situación y buscas excusas para mantener tu dependencia.




Fuente: Editorial Phronesis