jueves, 10 de octubre de 2019

Trastorno Límite de Personalidad


El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP ) es de los trastornos menos entendidos tanto por familiares como por los propios profesionales que los tratan. De hecho, se les tilda, de personas “manipuladoras y seres deseosos de llamar la atención”.




Quienes lo padecen experimentan un enorme sufrimiento originado en la mayoría de los casos, en traumas infantiles y su temor más grande es el miedo a ser abandonados.
Una persona con TLP necesita tener la certeza de que no recibirá reproches, rechazo y nunca será abandonada.

Sus frecuentes tentativas de suicidio no son, como dicen muchos, “ganas de llamar la atención” sino la expresión de la angustia más profunda de aquel que teme tanto a la vida como a la muerte y por ello siempre se mueven en el límite, el límite del abismo entre una vida que sienten no merece ser vivida y el desaparecer para siempre porque sienten que ese es el sentido de su vida.

Este breve poema de Emily Dickinson nos puede ayudar a entenderlo:

Morir no duele mucho:
nos duele más la vida.
Pero el morir es cosa diferente,
tras la puerta escondida:
la costumbre del sur, cuando los pájaros
antes que el hielo venga,
van a un clima mejor. Nosotros somos
pájaros que se quedan:
los temblorosos junto al umbral campesino,
que la migaja buscan,
brindada avaramente, hasta que ya la nieve
piadosa hacia el hogar nos empuja las plumas.

 DEFINICIÓN, SINTOMATOLOGÍA Y DIAGNÓSTICO

El trastorno límite de la personalidad (TLP) es el trastorno de personalidad más frecuente.  En la práctica clínica, diagnosticar los TLP no resulta sencillo.


La característica esencial del TLP es un patrón persistente de inestabilidad en las relaciones interpersonales, el afecto y la autoimagen y un escaso control de los impulsos. Lo más frecuente es que estas características se manifiesten al inicio de la etapa adulta y estén presentes en muchos ámbitos de la vida del individuo. El trastorno límite de la personalidad causa un malestar significativo y genera desadaptación social, ocupacional y funcional general. Este trastorno está asociado a elevadas tasas de comportamientos autodestructivos, como son las tentativas de suicidio y los suicidios consumados.

El  Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (versión IV) DSM-IV, establece  los siguientes criterios diagnósticos:

1) Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y de devaluación;

2) Impulsividad, como mínimo en dos áreas, que es potencialmente nociva para el propio individuo (gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, etc.);

3) Inestabilidad afectiva a causa de una notable reactividad del estado de ánimo (episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad);

4) Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlarla (muestras frecuentes de mal genio, mal humor constante, peleas físicas recurrentes);

5) Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes o comportamiento de automutilación;

6) Alteración de la identidad; inestabilidad acusada y persistente de la autoimagen y/o del sentido de sí mismo;

7) Sentimientos crónicos de vacío o aburrimiento y

8) Esfuerzos frenéticos por evitar un abandono real o imaginario. Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.

Los individuos con TLP habitualmente funcionan social y laboralmente de forma adecuada, pero cuando su medio ambiente se desestructura o se enfrentan al estrés, se origina en ellos una ruptura transitoria del sentido de realidad.

Son pacientes con un sentido inestable del yo

Tienen conductas impulsivas, consumo de droga y alcohol,  prácticos sexuales poco convencionales, cambios afectivos, ira, pánico, soledad, falta de placer, intento de automutilación y episodios psicóticos breves.

Son personas intensas y con prolongado sufrimiento, quienes evocan y provocan fuertes reacciones en los otros.

El objetivo central en el tratamiento es reducir el intenso sufrimiento humano que los acompaña.

Muchos de ellos padecen experiencias traumáticas como antecedentes de abusos o maltrato infantil, rechazo, abandono, humillación o negligencia en su cuidado.

La conducta desordenada y desadaptativa sirve para evitar o mejorar una situación  problemática. Estos individuos buscan en la sobredosis, el sueño y la auto-mutilación el alivio de su angustia. El intento de suicidio es como la búsqueda de ayuda. Igualmente, hay una fuerte tendencia en estos sujetos para la inhibición de la emoción, lo que determina la presencia de sensaciones de vacío, aburrimiento sentido inadecuado o ausente del yo.

Las personas con TLP suelen defenderse de sus experiencias traumáticas de la infancia disociándose de ellas, manteniéndolas así, fuera de la conciencia  y la memoria, lo que a su vez produce ansiedad, volviendo  intolerables los  síntomas disociativos, los cuales se alivian con conductas autodestructivas.

La hiperactivación emocional es el factor crucial que interfiere en la organización y coordinación de las actividades y la conducta dirigida a una meta en los individuos con TLP y contribuye a su conducta impulsiva ya que la inhibición es el principal mecanismo de la regulación emocional.

Los sujetos con TLP tienen predisposición hacia la información negativa, recuerdan sobre todo la información negativa frente a la positiva, lo que contribuye a la inestabilidad emocional típica del TLP.

Otra característica es la hipervigilancia a las señales sociales  relativas al trato y al rechazo. Los individuos con TLP tienen dificultad en el reconocimiento emocional y dificultad en el reconocimiento de expresiones faciales, así como una tendencia a interpretar las expresiones ambiguas de una forma negativa.

Los estudios con neuroimagen sugieren que los pacientes con TLP muestran alteraciones tanto estructurales como funcionales en la red frontolímbica lo que se traduce en la reducida capacidad de estos pacientes para modular la intensidad y experiencia subjetiva de las emociones.

Fragmentos de una carta de una afectada por TLP donde se refleja fielmente el sufrimiento que viven quienes lo padecen:

Si pudiera definir mi vida sería todo o nada. Un día la vida es para mí una eterna fiesta, llena de risas y bromas, pero al siguiente me parece más cruel de lo que de verdad es. No acepto relaciones a medias, a la gente que quiera estar conmigo le pido estar "conmigo o en mi contra", a cambio doy exactamente lo mismo… Una canción, una novela, una frase me hacen soñar, me transportan a "otro lugar" si no quieres que me enfurezca, no me bajes de esa nube. De un instante al otro me puedo volver violenta y agresiva, cuando eso ocurre no entiendo razones. Puedo ser una grandísima mentirosa o lastimarte con mi sinceridad. No tengo piedad, ni compasión y no doy tregua a mis enemigos... aunque daría la vida por quienes amo... mientras los ame. Poseo una facilidad de ver tus puntos débiles y también los fuertes, entonces cuídate, porque lo que digas o hagas muy probablemente algún día será usado en tu contra. Si un día te digo que no te quiero volver a ver no te sientas culpable, porque no lo eres, también eso es frecuente. Algo puedo asegurarte, nadie sufre más que yo.

Fuente: Javier Tirapu, Mar Escribano, y Raquel Balmaseda

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