Cómo sufren los hijos las peleas de los padres
Un estrés continuo en
un niño puede desencadenar problemas en su desarrollo y rendimiento cognitivo.
Lo que les supondría una disminución en capacidades como la atención, la
concentración y la resolución de conflictos. En los hogares conflictivos, los
niños tienen un mayor riesgo de desarrollar este tipo de problemas.
Las discusiones entre
las parejas son algo habitual, ya que siempre se presentan desacuerdos y
diferencias de opinión que son generadores de disputas. El problema reside en
cómo se abordan estos enfrentamientos, si se hace desde el respeto o se tiende
a resolver con peleas de manera que una discusión se convierta en una batalla
campal.
Las discusiones más
conflictivas, sobre todo cuando son frecuentes, dejan una huella desfavorable
en los niños que las presencian. Sin embargo, las discusiones que se hacen
desde el respeto resultan ser positivas para los niños, ya que se convierten en
un modelo de cómo gestionar un desacuerdo.
Los niños son seres
indefensos que ante las peleas o las fuertes discusiones se sienten culpables y
lastimados.
El peligro de las
discusiones delante de los hijos
Los padres que tienen
problemas por resolver han de saber que sus hijos perciben esta tensión entre
ambos. Es necesario procurar resolver las diferencias en un lugar apropiado, a
ser posible nunca delante de los hijos, ya que estos se sienten culpables y
frustrados ante la imposibilidad de hacer algo.
Para evitar estas
situaciones frente a los hijos es necesario calmarse y no «actuar en caliente»
ante las ofensas que sintamos como tal. Lo adecuado es plantear los debates con
más tensión lejos de la mirada curiosa de los niños, sobre todo cuando el
desacuerdo es anticipable o previsible.
Los niños que presentan
habitualmente fuertes disputas entre sus padres tienen más dificultades para
enfrentarse y responder ante las situaciones difíciles.
El estrés que generan
las peleas de los padres
El estrés que suponen
las peleas de los padres pone en riesgo la salud de sus hijos. Existen trabajos
científicos que alertan de los daños que supone para los hijos ser testigos de
peleas recurrentes en su entorno familiar.
Como padres esto es
algo que hay que tener en cuenta. Nuestras discusiones pueden afectarles
gravemente y pueden de alguna manera condicionar su salud física y mental en la
edad adulta. Este riesgo es innecesario, sabiendo que las medidas que puede protegerles
son sencillas y están basadas en el autocontrol.
Los niños recuerdan
estos hechos como historias desagradables en sus vidas, y esto les perjudica a
su vez en la regulación de sus propias emociones.
Protegiendo a los hijos
de nuestros conflictos
Si bien es cierto que
las discusiones son inevitables entre las parejas, también pueden regularse
para que no resulten violentas. Cuando el conflicto se convierte en una lucha,
hablamos también de una agresión para quien la presencia. Evitar este tipo de discusiones
no solo es recomendable, sino que es necesario por el bien de la pareja y por
el de los hijos.
Lo beneficioso y
saludable en este caso es poder dar ejemplo a los hijos a través de las
diferencias y conflictos que se presenten en la relación. Los niños pueden
beneficiarse al tener un modelo para resolver los conflictos de una forma
adecuada.
Valores como el
respeto, la comprensión, la escucha y la asertividad siempre tienen la
oportunidad de entrar en juego en una discusión.
Así, los conflictos y
las discusiones, inevitables en cualquier relación, pueden convertirse en una
oportunidad para dar ejemplo a los hijos de cómo han de solucionarse los
conflictos y de cómo se puede alcanzar soluciones a través del compromiso y el
respeto.
De este modo, cuando la
disputa se sale de tono es conveniente pedir disculpas a los hijos y
comprometerse a no volver a repetirlo, ya que como hemos dicho antes esto
supone una agresión para ellos.
Los conflictos, las
peleas de los padres, lo tanto no siempre son algo que haya que evitar. Lo
importante en este caso es el modo en cómo se discute. Podemos transformar esta
situación en una oportunidad para que nuestros hijos aprendan a gestionar los
conflictos y puedan intercambiar opiniones sin llegar a la agresión y los
insultos.
Aprendizaje por
imitación
Uno de los primeros aprendizajes que tiene
lugar en los niños es el aprendizaje por imitación. Para ellos, los padres son
sus referentes, así pues, imitarán todo lo que hagan. Si observa que sus progenitores
solucionan los problemas a gritos, el niño procesará esa información y en un
futuro podrá utilizarla. ¿De qué modo? Solucionando los problemas a gritos
porque así lo ha visto en sus padres.
Si los niños aprenden a
solucionar los desencuentros a través de peleas, no sólo les traerá sufrimiento
siendo niños, sino también de mayores. No tendrán herramientas para enfrentar
situaciones que les supongan un problema y podrían optar por la vía de la
discusión. De este modo no sólo harán sufrir a los demás sino que ellos también
se verán afectados.
Como afirma el equipo
de Nohemi Romo (2008), «la distorsión en el ambiente común cambia también de
manera significativa la personalidad que se forma en el niño». La distorsión de
la que hablan se trata de la violencia entre padres y la influencia en la
personalidad del niño. El estudio de estos autores refleja que ser testigos de
peleas entre padres influye en la forma de ser de cara al futuro. Y una de
estas causas es por el aprendizaje por imitación.
Fuente: La mente es maravillosa escrito por Rafa Aragón
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